Cuando nuestros pequeños juegan y se relacionan con los demás están continuamente expuestos a retos. Estos pueden ser desde encajar una pieza de puzle, bajar o subir escalones, recuperar el juguete que nuestro amigo se ha apropiado o abrir una cancela para poder entrar al parque. Nuestro papel como adultos será fundamental para el correcto desarrollo de esta capacidad resolutiva.
Excepto en
aquellas situaciones que exista algún tipo de riesgo o conductas
inadecuadas en las cuales la intervención del adulto se hace
imprescindible, éste deberá adoptar una actitud de paciente observación,
dejándoles hacer. Con esto quiero decir que el adulto deberá observar
la forma y tipo de juegos y retos a los que el pequeño se enfrenta,
dejándole tiempo y espacio para que él pueda buscar por sí solo la
manera de resolver la situación. Darle tiempo al niño para que
encuentre soluciones es importante aunque ésta sea finalmente pedir
ayuda al adulto. Si es así, no le resolveremos nosotros el problema,
sino que le ayudaremos y orientaremos para que encuentre la solución por
sí mismo. Y para que ello sea posible, no debemos impedir su
espontaneidad e intentos de probar diferentes soluciones ya que ello
fomentará que sea capaz de buscar alternativas diferentes ante un mismo
problema o reto.
En definitiva, para fomentar en los
niños que sean capaces de realizar cualquier logro, por pequeñito o
insignificante que a nosotros nos parezca, pues para ellos cada uno de
los retos será un gran logro, los adultos tenemos que DEJARLES HACER,
DEJARLES JUGAR. DEJARLES SER NIÑOS.
No hay comentarios:
Publicar un comentario